6 Feb, 2020

Saber más para educar mejor

por imohe en Notas de Autor

En la actualidad, un porcentaje muy elevado de adolescentes duerme con el celular en la cama. Parece que se haya convertido en una extensión de nuestro cuerpo. Sus multiples usos, hacen que sea una herramienta imprescindible para vivir. Permite escuchar música, hacer fotos, ver videos, conectarte a las redes y obtener toda la información que se precise en cada momento.

Pero lo preocupante es cuando se convierte en una adicción. Un estudio realizado por la Universidad Católica Daegu, en South Korea, ha descubierto que el uso exagerado de los celulares hace que la persona presente comportamientos similares a los adictos, como agresión, depresión, asilamiento, agitación y dificultad para concentrarse y mantener la atención.

Los signos que identifican que el adolescente tiene adición son:

  • Malas calificaciones: si en el pasado el/la joven eran buenos/as estudiantes, pero últimamente sus calificaciones han empeorado, es probable que el uso del celular esté afectando a su concentración. 
  • Vibración fantasma: se trata de un fenómeno reciente que hace que el/la joven crean que su celular está vibrando, aun no siendo así. Si chequean constantemente el teléfono, probablemente esté desarrollando una adicción.
  • No puedo resistirlo: el adolescente adicto al celular siente la urgencia de atender cada llamada y responder a los mensajes de texto, independientemente de lo que esté haciendo .
  • Vida virtual: los adolescentes pierden interés por todo lo que ocurre a su alrededor. Su mundo “real” se encuentra en dentro del móvil.
  • Dulces sueños: la mayoría de lo jóvenes (84%) duermen junto al teléfono. Esto causa interrupciones constantes en su sueño.

A continuación, paso a mostrar algunas sugerencias que pueden adoptar los padres. Sin olvidar la importancia de un control profesional terapéutico para valorar cada caso.

  • Tiempo en familia: es aconsejable que los padres pidan a todos los miembros de la familia, apagar sus teléfonos y compartir tiempo juntos, sin interrupciones. Se puede comenzar con los fines de semana, y con el tiempo, convertirlo en una actividad diaria, por ejemplo, a la hora de cenar.
  • Haz lo que digo y lo que hago: los padres deben seguir con el ejemplo. Las palabras son convincentes, pero los actos lo son más. Observa tu propio comportamiento. No uses el teléfono mientras conduces, ni interrumpas conversaciones para atender mensajes de texto.

Si lo requieres, pide cita en imohe. Nuestro equipo profesional le atendrá con gusto.

Noelia Bonifacio

Unidad de psicosomática imohe

Bibliografía

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Vidales, M. J. (2017). Adolescentes conectados: la medición del impacto del móvil en las relaciones sociales desde el capital social. Huelva: Comunicar.