13 Abr, 2020

El árbol del pensamiento

por imohe en Notas de Autor

Imaginemos por un instante la quietud. Estar enraizados en la tierra, pertenecer a la naturaleza y nutrirnos de ella. Entender cómo funciona nuestra mente y qué mueve nuestro siguiente paso, a veces necesita de otra mirada, hoy vamos a mirarnos como un árbol.

Un árbol crece en la tierra de la cual se alimenta y, deja caer sus frutos en ella para abonarla y así seguir creciendo. Imaginemos por un segundo que nuestras acciones, palabras, pensamientos… son ese fruto que al desprenderse alimentará la tierra que luego lo nutrirá.

¿Si así fuera, como querrías que fuera ese abono? Agrio como el resentimiento o dulce como la gratitud. El gran activista por la paz y monje Thich Nhat Hanh, lo explica muy bien cuando habla sobre psicología budista, no podemos evitar que lleguen a nosotros situaciones de malestar y dolor, el sufrimiento forma parte de la vida, pero sí está en nuestras manos elegir qué tipo de acciones y pensamientos alimentamos.

Cuando entendemos este proceso de retroalimentación mental y comportamental, podemos ver que el rencor o los malos hábitos no son sino simples semillas de frutos agrios que se convierten en malas hierbas y crecen a nuestro alrededor, pero que llevan tanto tiempo enraizadas que se vuelve muy tedioso quitarlas sin permitir que crezcan otras. La mente también necesita limpieza, ver lo que ya no sirve y permitir que crezca algo nuevo o dar vida a olvidado. Quizás algo que sabíamos cuando éramos niños, pero olvidamos al crecer. Al igual que con un jardín primero necesitamos paciencia y poner atención en lo que nos alimenta. Algunas cosas necesitan tiempo y sobretodo cariño.

 

Sin comprensión no hay amor, la personalidad de la persona está constituida por su entorno físico y mental. (…) Al meditar no nos alejamos ni escapamos de la sociedad, muy por el contrario, nos preparamos para volver adecuadamente a ella. –Thich Nhat Hanh

 

Ramon Gibert

Unidad de Psicología Holonómica